El Artista vive para siempre y el rol de la fundación Marín es
conservar y respetar el legado Marín.
Nada más lejos de la verdad su hija la Sra. Lissy Marín, y el Sr. Rubén
Moreira, llevan años cubriendo un fraude de miles de cientos serigrafías
tituladas Corcel de Carrousell y el Cristo Azul numeradas a 250 ejemplares cada
una, imitando a la perfección la firma del artista, partiendo de lo absurdo de
que una persona pueda transferir a otra su propia identidad representada en
esta, por la imitación de una firma. El derecho, muere con el artista. El pintor Augusto Marín después de su operación de corazón
abierto del 1999 comienza a declinar su estado de salud. 2002 y 2003 sufre de
varias enfermedades graves y tremors en las manos por la cual deja de
pintar. A partir del 2003 vive
postrado en una cama su enfermera tiene que darle comida y alimentarlo. Esta
información está en una disposición legal de su médico de cabecera Antonio Renta
Muñoz, que lo trato por durante 11 años personalmente. La firma del maestro Marín, se degrada
de manera considerable en el 2002 y 2003 véase: reproducción de esta firma y
por arte de magia y fraude aparecen dos ediciones serigráficas en 250
ejemplares. Cada una una firmada con pulso firme Marín, estas imágenes no las
pudo firmar el maestro.
El Dr. Antonio Renta Muñoz, dio estas dos serigrafías Corcel de Carrousell
y El Cristo Azul y confirmo que eran juiciosamente imposible que esas 500 imágenes
fueran firmadas por el maestro Marín. La fundación Marín imprimió esas dos imágenes
Corcel de Carrousell y El Cristo Azul están firmadas Marín 2007 y 2008 son una
burla de la firma del maestro Marín.
La ley federal en materia de derecho de autor responsabiliza criminalmente por delito
de falsificación e impostura y atribución falsa de identidad habiendo
suficiente evidencia para destapar este fraude millonario en la obra de Augusto
Marín. Es un fraude deliberado e intencionado dado a la condición de salud y
enfermedad del maestro Marín y manipulación de su legado. La firma del artista según el tribunal
supremo es personalísima e intransferible.
Este fraude le quita a toda legitimidad y ética profesional a
Lissy Marín y al Sr. Rubén Moreira, que por conveniencia económica engañaron a
los coleccionistas en más de 500 veces vendiendo estas imágenes a un promedio
de $600 a $700 dólares cada una repitiendo el mismo patrón de engaño y fraude
en el 2006 en una edición de escultura machingon, El Ángel, El Amor llega a
caballo y Aves metálicas toda fundida en bronce vendida en $8,000 y $12,000 mil
dólares cada una.
Ninguna de ella Marín, las hizo ni las modelo Marín, el mismo
firmadas por otra persona que imita la firma Marín. La Sra. Lissy Marín, admite todo esto bajo una deposición
legal y en realidad son interpretaciones de una fotografía o una obra en papel
del pintor la cual se le mostro a
un artista en la Fundición y este la llevo a tercera dimensión en una escultura
de barro o molde de plastilina la cual fue aprobada por Lissy Marín y cuando
estuvieron listas ellos mismos en la Fundición las firmaron con un sello de
hierro caliente. Después las vendieron como si Marín las hubiese hecho y
firmado. Las vendieron como originales y son simple reproducción en bronce, no creadas por Marín y por
ende no auténticas con una imitación de firma siendo esto otra estafa al
coleccionista. Para que la
escultura se catalogue como original del artista el mismo debe trabajar,
intervenir y/o moldear personalmente el prototipo en barro o plasticina, además
las tiene que firmar el artista una a una. De no ser así tendría que estar firmada Lissy Marín o
Fundación Marín, y el precio de la obra seria por lo menos un 60% menos de lo
que costaría una obra original.
La Fundación Marín y su directora Lissy Marín, llevan años
cubriendo este fraude monumental y certificando ellos mismos estas piezas para
darle legitimidad, un ejemplo un hijo no puede robarle la chequera a un padre y
imitar la firma y cambiar el cheque.
El supuesto poder legal que ella tiene es totalmente ilegal, ella puede
firmar cheques, pagares, compra-ventas todo lo relacionado a lo
Administrativos, y puede reproducir serigrafías donde la firma no puede leer Marín
copiando la firma original del pintor Marín. Una vez más ella puede firmar Lissy
Marín o Fundación Marín.
Nuevamente la obra costaría un tercera parte de lo que costaría una obra
firmada por su padre. Está confirmado por el experto en derecho de autor Pedro
G. Salazar. El Sr. Rubén Moreira y
la Sra. Lissy Marín han robado la creatividad y el legado del pintor Marín juzgue usted con su criterio este
gran engaño a los coleccionistas y amantes del arte.
Para comentarios y más información favor de comunicarse al 787-
640-3413
Benjamín
García Borges